Esta es la Esta es la historia de Goya, un gato abandonado que recogimos de la calle
Ya no recuerdo cuánto tiempo llevaba vagando por la calle, sólo sé que un día fui un gato "de alguien" y no se cómo he acabado así. Supongo que me perdí porque no creo que mi familia me abandonara sabiendo que los gatos caseros tienen los días contados en la calle.
Han sido muchos días de deambular por el pueblo, de pasar hambre, frío, miedo; de huir de perros y de humanos que me apartaban a patadas de su camino.


Un día encontré un grupo de gatos, con alimento, agua y refugio. Pensé que también estarían perdidos o que sus dueños habían decidido que estaban mejor en la calle, y fui a pedirles ayuda.
Pensé que eran mi salvación, pero me equivoqué, parece que no les gusté demasiado. Algunos comenzaron a pegarme y no me dejaban comer. Tenía mucha hambre y me sentía dolorido por los mordiscos y arañazos. No entendía nada y decidí marcharme, no podía soportar más peleas.
Llegue a otra colonia casi desfallecido. Las heridas de guerra y mis huesos marcados en la piel, por el hambre, eran mi carta de presentación. No tenía fuerzas para soportar otra pelea más, pero decidí intentarlo al ver la comida. Necesitaba alimentarme y coger fuerzas para olvidar tanto dolor.
Pero tampoco aquí tuve suerte. Me volvió a pasar lo mismo. Esta vez casi me sacan un ojo en la lucha…. ! solo quería poder comer y refugiarme!

Tras la pelea, donde casi pierdo el ojo, me quede tirado en el suelo. Solo quería que el dolor y el sufrimiento terminaran de una vez... me sentía solo y asustado, pero lo más terrible de todo era haber perdido la esperanza.
Simplemente quería que algún otro gato, un perro o un humano, viniera a rematarme para que mi sufrimiento cesara. Desde que estaba en la calle sólo había sentido dolor y ya no podía confiar en que mi situación fuese a cambiar.
Pero, de pronto y sin saber cómo, aparecieron unas personas con una especie de caja metálica con comida dentro.

El resto de gatos salieron huyendo tras ver la caja. No entendía por qué huían, pero ni mis patas tenían fuerzas para correr, ni mi estómago quería dejar pasar la oportunidad de alimentarse. Entonces, como pude, me levanté y me metí en la caja; tras de mí se cerró la puerta y quedé encerrado y en ese instante sentí más pánico aún del que ya había experimentado. Pensando en lo que ese humano pretendía hacer conmigo, mi corazón se aceleró, mis pupilas se dilataron y salieron fuerzas de mi interior, que pensaba que ya no tenía, para intentar salir de allí.
El humano se acercó y comenzó a hablarme bajito, me dijo que me curarían las heridas, el ojo, el hambre y sobretodo el miedo. Me prometió que nunca más volvería a sentirlo. Quise aferrarme a esas palabras con toda mi alma, deseando que fueran verdad, y por primera vez en mucho tiempo sentí que mis deseos se cumplirían.
Han pasado unos días desde aquello y aquel hombre de la caja metálica y sus amigas me están cuidando. Están intentando salvar mi ojito, curando mis heridas y, sobre todo mi miedo.
Soy un gato buenísimo y muy agradecido, me hicieron unas pruebas y parece ser que he dado doble positivo a leucemia e inmuno. Dicen que en alguna de esas veces que me pegaron me transmitieron las enfermedades.
Nunca imaginé que la vida de un gato casero en la calle sería tan difícil, y no quiero volver a ese lugar.Espero impaciente poder encontrar una familia que me quiera para siempre y nunca más me abandonen. Que les de igual el resultado de mi test, mis marcas de guerra, que me quieran sin fisuras ni condiciones ….!!PORQUE TENGO MUCHAS GANAS DE VIVIR!!

Propósitos animalistas de año nuevo para que cambies el mundo
Las situaciones de injusticia contra los animales se observan de manera cotidiana en nuestra sociedad y muchas veces nos queda un sentimiento de impotencia y la sensación de que no podemos hacer nada. Lo cierto es que no hace falta ser un héroe para cambiar el mundo y aunque pienses que tu aportación es minúscula, realmente todo suma, y granito a granito podemos construir una realidad en la que los animales tengan sus derechos y vivan libres del maltrato.

Cambia de canal
Así de sencillo. Cuando veas un programa televisivo en el que se fomente la explotación animal cambia de canal y luego, por supuesto, protesta. De esta manera se han conseguido suspender programas tan infames como Vaya fauna, de Telecinco, en el que se podían ver a animales denigrados en espectáculos propios del siglo XIX, tales como el de un oso amaestrado para tocar la trompeta.
Adopta, no compres
Si en algún momento decides compartir tu vida con algún animal, la única opción ética es la adopción. El negocio de la cría de animales para su venta esconde detrás un siniestro mundo de maltrato hacia las madres, una red de transportes clandestinos que acaban con miles de seres en el camino y unos objetivos meramente lucrativos sin importar en absoluto el mínimo bienestar. Hay decenas de protectoras en toda España en las que podrás adoptar a esos amigos que te están esperando.
